jueves, octubre 29, 2009

Soliloquio (solo y loco)

Camino bajo la luna, por el parque de regreso a casa, con mi soledad habitual (soló). Llego a mi casa, saco el llavero del bolsillo y comienzo con la búsqueda de la llave, cuando estoy ebrio este procedimiento es mucho más rápido o simplemente lo olvido. Una vez en mi pieza le hablo a la cama, le pongo nombre a las cosas y converso con casi todos los objetos que poseo, no es que este volviéndome loco, es que conversar con cosas hace sentirse acompañado. Por las noches trato de comunicarme con un pálido amor lejano, luego escribo un par de versos en esta anacrónica maquina llamada sensatez, luego leo poemas de los más diversos autores, para después sentarme frente a la tecnología en espera de un pálido mensaje que generalmente nunca llega. En ese momento me dirijo al baño a realizar las ultimas tareas higenicas del día, para luego acostarme leyendo un cuento y la novela de turno, es normal dormir con un libro en mano, como lo es despertar a mitad de la noche preguntando ¿cuando llegara el fin a esta soledad?, al no saber responder la pregunta, suelo caer en el insomnio y así a eso de las siete de la mañana cuando recién concilio el sueño, aparecen pequeñas esperanzas somnolientas de abandonar la soledad.

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