martes, agosto 19, 2008

Los Condenaditos

"cuantos mortales nos vimos condenados a amarte,

Con tan solo ver brillar tus bellos ojos"


Cuentan en el sur, a voz muy baja eso si, que en la familia de los Martínez, que fueron relegados a un islote de chiloe, ocurrio una tragedia que estaba escrita muchos años antes y que dicha tragedia marco las mareas en todo el archipielago. A mi personalmente siempre me pareció mas bien una leyenda que una realidad. Pero en fin he aquí lo que he recogido en mis constantes viajes al sur, y en especial a chiloe.

Muchos años atrás, en principio del siglo xx, mandaron a una pareja en el buque “llanero” a hacerse cargo de unas tierras en la isla grande de chiloe, el tenia un poco más de treinta años y venia de una familia muy adinerada de la séptima región. -Los Martínez tenían muchas tierras al sur de Curico. Se dedicaban a la crianza del ganado bovino, y eran los principales proveedores de los productos carneos en las grandes urbes de dicha región. Francisco Martínez estaba casado desde muchos años, pero su mujer no le había dado hijos puesto que el sexo no era mas que una casualidad para ella, y este en busca del cariño que no le daban en casa encontró caricias en Rosario Martínez, su prima hermana. Al enterarse su mujer de dicho romance se quito la vida anunciando que la tragedia recién comenzaba. Los Martínez al enterarse del romance y el anuncio de tragedia le dieron un poco de dinero y les regalaron las tierras que tenían en chiloe a Francisco a cambio de que la familia Martínez y la alta sociedad de la septima región no supieran más de la aventuras de Francisco y Rosario. Hicieron un funeral ficticio de Francisco y Rosario diciendo que se habían volcado en una carreta a gran velocidad. Así los Mataron premonitoriamente.

Francisco y Rosario se embarcaron con una mezcla de pena e ilusión en el buque “llanero”, además de una panza donde Rosario llevaba los dos primeros hijos de la pareja. Entre concepción y puerto Montt Rosario dio a luz a sus hijos, en un parto normal y sin mucho sufrimiento. En esos momentos la pareja pensó que la vida les estaba dando una segunda oportunidad. Pero entre Puerto Montt y chiloe el barco naufrago y la familia sufrió distinta suerte. Mientras los recién nacidos fueron los primeros llevados a tierra, Francisco murió y Rosario estuvo naufragando por más de una semana siendo encontrada milagrosamente con vida por una pareja de pescadores al norte de puerto Montt.

Los niños sobrevivieron y crecieron junto a una familia en un pequeño islote al suroeste de chiloe, eran los únicos hijos de una pareja de ancianos y los ayudaban con el cultivo de la tierra. Pasaron muchos años para que la vida les jugara una nueva mala pasada a los Martínez. Y es que después de 16 años los niños viajaron a la isla grande de chiloe en busca de la mercadería trimestral, y a vender sus productos en la feria de Castro. Don Luís, un hombre de rasgos sureños, la cara marcada por la dureza de la vida en el islote y una pequeña barriga que lucia con orgullo, además del orgullo de tener esos dos hijos que el señor se los había regalado para acompañarlo en los últimos años de su vida. Cuando recibió en adopción a los mellizos don Luis ya pasaba los 50 años. Cada vez que viajaban a chiloe don Luis pasaba al prostíbulo de la zona a gozar los placeres carnales que le entregaban tan sufridas mujeres. Y esta vez como los hermanos, Juan Luis y José Luís, estaban ya maduros, el padre los invito a atenderse y participar de aquellos placeres antes privados.

Rosario por su parte estuvo en puerto Montt hospitalizada muchos días después de su naufragio, salio en los diarios de puerto Montt con motivo de tan épica historia, pero ella siempre juro a los cuatro vientos que encontraría a sus hijos. Y viajo a chiloe en busca de ellos después de 10 años de aquel naufragio, busco y busco, pero nunca supo nada de ellos, ni nadie tampoco sabia de alguna pista de aquellos misteriosos mellizos.

Aquella primera vez que los mellizos visitaron al prostíbulo, había una sola dama para brindar aquellos placeres divinos, “me llamo rosa” dijo al presentarse con notable borrachera. Como aquellos mellizos habían sufrido tanto en la vida, y dicho dolor lo habían pasado juntos, decidieron atenderse juntos con la misma dama. Y así fue como la vida les estaba dando un minuto de goce a estos hermanos, para después causarles el mayor dolor de sus vidas.

Cuando esa tarde volvieron a casa los hermanos no dejaban de hablar de aquella rosa, que les había echo lo mejor que les había pasado, caricias nuevas para los hermanos, le contaron a don Luís que era un ángel con las manos, que era maravillosa y que fue todo echo con mucho cariño. El padre al enterarse de aquello al otro día volvió solo al prostíbulo para atenderse con aquella dama, pero la sorpresa fue mayor cuando la señora julia, dueña del prostíbulo, le dice que se suicido dejando una carta para don Luís el padre de sus hijos. Nadie supo lo que decía esa carta, pero el padre muchos años después un día borracho le contó a sus hijos que se habían metido con su madre biológica, y estos en primer momento no creyeron lo que decia su padre, pero al darse cuenta que era realidad, se mutilaron, bebieron días y semanas sin parar. Pero un día 7 de febrero cuando la luna estaba llena alumbrando el islote por completo, caminaron hacia el fondo del mar, donde deberían haber caído 17 o 18 años antes. Es por eso que en chiloe todos los 7 de febrero la marea baja marcando un sendero, como invitando a todos los infelices a que acompañen a los mellizos del islote.

1 comentario:

Anónimo dijo...

los weones con mala cuea jajaja
q pena la historia demasiado tragica en verdad..pero debe ser mentira en vola jajaj cuidate un abrazo chaz!