viernes, mayo 30, 2008

Gallito

Gallito, Juan palma, un hombre del campo de la zona central de chile. Casado desde los 18 años y con 10 hijos a su haber, enamorado de su mujer y sus tres amantes. Cuya humilde casa quedaba en chorombo alto, al norte de melipilla.

El gallito descendía de una familia aristócrata y terrateniente, pero de chico se peleo con su padre y de Casablanca emigro con la promesa de nunca más volver a pisar ese fundo, promesa que cumplió hasta el día de su muerte. Sin embargo en chorombo se dice que el gallito y sus hijos siempre vivieron bien gracias a la constante ayuda de su madre, la señora luisa, que nunca le perdió pisada y siempre logro hacerle llegar el dinero o los animales para que no pasara penuria alguna.

El gallito salía todas las mañanas a trabajar al campo como peón de uno de los más grandes fundos de la zona, ya en el atardecer era normal verlo bajar al rió con más de alguna mujer para disfrutar de los placeres carnales, luego de noche se le veía en el bar de la señora cristina o en “la quinta de la tía merced”. Ya de madrugada llegaba a su casa y la gallita (como era conocida en el pueblo su mujer), cristina silva, le tenia preparado un buen consomé pa calentar el cuerpo. Luego le daba un buen baño con agua calentada en ollones enormes, y le curaba las heridas o rasguños de peleas con los hombres del pueblo o producto de las uñas de sus amantes. Juan Palma tenía buen semblante, era alto, rubio y fornido. De lejos se notaba que no era como los huasos de la zona, y constantemente peleaba porque le decían que era un acomodado del patrón.

Todos los domingos se levantaba temprano para asistir al rodeo más cercano o para ir a jugar tejo con sus amigos, era el mejor para el tejo del pueblo y constantemente ganaba los campeonatos de la zona, llegando montado arriba de su caballo “delirio”, con los ojos cerrados y la conciencia perdida hace bastante rato.

El gallito nunca le fallo a su mujer ni con la plata para la comida, tampoco para llegar a comer todos los días, aunque a veces solo llegaba a casa, quien sabe que cosas le pasaría en el camino. La gallita enamorada de Juan nunca le dijo nada por sus llegadas tarde, solo lo acostaba y le abrazaba fuerte, como quien se abraza de algo que tarde o temprano perderá.

En el pueblo llevaba varios días corriendo el rumor de que el gallito era el padre del hijo del gringo, su mejor amigo, le decían gringo por lo moreno y chico que era. La mujer del gringo, la Gonzala era una de las hembras más codiciadas del pueblo, y todos sabían que siempre estuvo enamorada del Gallito. El hijo del gringo era rubio, pero tan solo tenía dos años, así que el gringo nunca hizo caso del comentario.

Cierto día en el bar de la señora cristina, el gallito le dijo al gringo:

-tienes que tener cuidado con la Gonzala, dicen que anda en malos pasos- ebrio y mirándolo con un ojo abierto

-Gallito tu eres como mi hermano!!!- le agarro la cabeza con las dos manos- si tu supieras que la Gonzala me es infiel, me lo contarías!!! Cierto??- ya con lagrimas en la cara y ante el silencio del gallito- Gallito, gancho tu nunca me mentirías!!! Cierto???

-Gringo yo te repito las cosas que se dicen en el pueblo- le dijo mientras vaciaba el ultimo concho de vino que habían en las chuicas dentro de los vasos- además la Gonzala te ama, o te ha sido infiel gringo??

Tomaron el vaso al seco, pagaron la cuenta y montaron cada uno su caballo, se despidieron de abrazo y quedaron de juntarse al otro día en el mismo bar.

Al día siguiente el gallito llego temprano al bar, dos horas después llego el gringo, con un ojo morado, y desde la puerta del bar gritando:

- donde estas gallito huacho de mierda!!!! Donde estas??- sudaba de ira, y con un cuchillo en la mano dispuesto a matar al que se le cruzara al frente.

- Que te ha pasado gringo por la puta madre?- se paro de un salto el gallito, desenfundando su cuchilla por cualquier cosa.

- Es verdad hijo de puta, es verdad!!!!- le dice llorando- te montaste a la gonzala, el gringuito es hijo tuyo!!!!, te montaste a la gonzala, huacho de mierda!!!!

El gringo se abalanzo sobre el gallito haciéndole un tajo en el brazo, el gallito como si fuera un ave salto hacia el otro lado de la mesa, tomo una silla y la rompió sobre la cabeza del gringo, y con su cuchilla, esa que estaba roja por la sangre de tanta pelea, le hizo un tajo en la cara. El gallito siempre le hacia un tajo en la cara a sus rivales, para que en toda la zona supieran que por ahí había pasado el gallito. Se sentó y siguió bebiendo como si nada hubiera pasado. La Gonzala entro al bar y levanto al gringo llevándolo para su casa y así poderle curar las heridas de su cara. El gallito inicio una pelea con otro parroquiano por que este lo estaba mirando, a este además de un tajo en la cara le rompió una chuica en la cabeza. Cuando la pelea se había acabado sonó un disparo y gallito cayo al suelo desangrándose. Como era de costumbre en el bar de la señora cristina, al muerto se le levanto y se le monto en “delirio” y se le hizo partir como si nada hubiese pasado. La gallita lo lloro tres días y tres noches, hasta que comprendió que nada mejoraría con el llanto, el gallito se había ido para siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó, pucha el gallito!!!....
El que nace chicharra.... muere cantando!!!!
pero igual no entendí, por que la dueña del bar se llamaba cristina?