viernes, marzo 16, 2007

Muerte amorosa

Llevaba un buen tiempo sin creer en el amor, solo me dejaba acompañar por un par de amigos y una gran cantidad de botellas. Ebrio y borracho todos los días olvidaba el día anterior y bebía para no recordar el presente, estaba convencido de que a través del alcohol iba a solucionar mis problemas y trancas personales. La verdad de las cosas todos los días mi pseudodeprecion iba in creciendo y las cosas empeoraban hasta que cierto día toque fondo. Desperté en el hospital con un policía a mi derecha y una infinidad de sondas y agujas en gran parte de mis brazos. Había tenido una sobredosis de cocaína, me habían encontrado tirado en el barrio Brasil. Ahora si que no recordaba nada y debía cambiar el estilo de vida. Decidí salir de santiago por un tiempo y probar suerte en el sur, ahí nadie me conocería y todo seria mucho más fácil. Además desde niño soñé con vivir en el campo.
Llegue a constitución con un currículo en que lo poco que podía destacar era mi lealtad, porque de trabajos la verdad es que había hecho muy poco. Me dieron el puesto de capataz en una hacienda donde se cultivaba el trigo, ahí aprendí mucho, pero definitivamente no era lo mío. Mi patrón de ese entonces me recomendó en un bar de valdivia que era de su hermana. Se me olvidaba hablar de mi patrón; él era un hijo de alemán, que nunca fue reconocido por su padre, y gracias a un premio millonario hizo un futuro mejor para el y sus trabajadores.
Continuemos con lo mío, desde niño siempre me enseñaron que el pan había que ganárselo, de una o de otra manera era importante ser alguien en la vida. Mi problema fue que recién cuando tenia treinta años comprendí el mensaje, con las cosas así debía lograr desempeñarme en el bar, el único problema era el alcohol, ya que siempre lo ame y lo sigo amando a pesar de todos los malos recuerdos. El alcohol me trajo problemas y me iba a seguir trayendo problemas de por vida. Me establecí como un buen administrador y decidí formar familia, quería enamorarme nuevamente, definitivamente había olvidado a aquella mujer que tanto daño me había hecho. Decidí enamorarme de una mujer bella, honesta y sobre todo confiable (no es gran primicia, pero era lo que deseaba), por una mujer así era capaz de cambiar mi vida y abandonar definitivamente antiguas costumbres.

Llevaba meses sin empolvarme la nariz y el alcohol ya no era mi prioridad, de pronto por la puerta del bar apareció ella, quería una cerveza y en lugar de eso yo le ofrecí matrimonio, en mi vida nunca había tenido algo mas claro, nunca había querido tanto. Era todo como un sueño perfecto La verdad es que no sé si fueron sus ojos, su pelo o su sonrisa. En sus ojos se veía la transparencia y podía ver en ellos a ella conmigo juntos; su pelo eran unos hilos creados por los más peritos de los hilanderos; y su sonrisa, ja, daban ganas de comérsela a pedazos. Creo que un par de días antes de conocerla soñé con ella, eso era lo que se llama predestinación. Al tiempo después de una larga y extraña amistad me anime a decirle “volví a creer en el amor, lo siento me enamore de ti”; ante esto simplemente callo y como decimos en Chile “el que calla otorga”. Nos casamos y así me vi envuelto en seguir a una mujer por los más remotos confines del mundo.

Ella, se me olvido darles un nombre, le pondremos carla. A Carla le gustaba viajar y tenia unas propiedades que su padre le había dejado y con eso nos daba para viajar. Viajamos por toda Europa y esas aventuras a mí me daban para escribir libros y venderlos para no sentirme tan inútil. Recuerdo especialmente cuando llegamos a Rusia, yo siempre le conté que mi sueño era conocer Rusia, llegamos a Moscú, a esta Moscú blanca y fría, esta Moscú de vodka y caviar que siempre soñé. Desde el momento en que salí de policía internacional hasta que aborde el avión de vuelta a santiago, me mantuve borracho y mis pocos recuerdos son felices pero bizarros. Recuerdo la nieve y que no entendía nada de lo que me hablaban los rusos, nunca supe si por mi borrachez en aumento o porque no hablaban otro idioma que no fuera el ruso. En el avión de vuelta a santiago se me aparecieron un par de imágenes en que veía a Carla engañándome con otro hombre, pero no me atreví a preguntarle nada, además entendía un poco la lógica de abandonar a este borracho, por un ruso mejor, incluso creo que la fidelidad es una estupidez. Mi gran problema era que no soportaba que los labios de carla besaran a otro hombre, que los ojos más hermosos que había visto en mi vida, miraran a otro. Pero fiel a mis principios no dije nada y llegue a santiago sintiendo que todo había cambiado.
Así pasaron los años, y ya no viajábamos tanto, más bien pasábamos los días encerrados en nuestra casa de campo, viviendo en la monotonía del matrimonio anhelando ese pasado que habíamos abandonado en Rusia. Hasta que llego el día en que me anime a preguntarle si es que alguna vez en lo que llevábamos de matrimonio me había sido infiel, ante lo cual ella me respondió con una sola palabra, “obvio”. Después de verme sobrepasado por mis nervios y estar al borde de caer en la agresión física salí a emborracharme. Desaparecí durante 7 días de mi casa, entre los cuales me imagine cuantas veces quizás me había sido infiel y con cuantos tipos diferentes, si es que acaso tenia un amante, o simplemente eran aventurillas. Con la cabeza confundida, y después de haber andado de burdel en burdel, luego de haberme cogido cuanta puta conocí, después de haber gastado todo mi dinero, volví a casa y me encontré con las maletas en la puerta. Siempre comprendí las cosas rápido así que tome todas mis cosas y me fui bien lejos, ahora llegue a punta arenas, región donde arrecia el viento y él frió te congela cada centímetro de tu cuerpo , aguante un par de meses viviendo gracias a unos a ahorros y un par de autos que vendí. No hice nada productivo y creo que lo único que conocí fueron los burdeles de la zona. De regreso en santiago y habiendo perdido el único amor de mi vida decidí que lo mejor que me podía pasar era la muerte, dejar este mundo y olvidar todo en el sueño eterno. No era la primera vez en la vida en que quería morir, unas cuantas veces antes me había pasado lo mismo. Pero como en mi vida estoy destinado al fracaso en todo y nunca me resultan las cosas, el plan fallo. Encontré un nuevo amor y aquí estoy enamorado y no crean que es un final feliz porque la vida me hará fracasar nuevamente y nada me resultara, pero es mi vida y de a poco le he ido agarrando cariño.

1 comentario:

Puig dijo...

mu gueno, felcitaciones.