martes, junio 27, 2006

Caleidoscopio

Desde que decidí cambiar mi forma de expresarme, dándole paso a las letras dejando las voces y los sonidos para tan solo comunicar lo más trivial de mi vida. Es complejo ver todos los días y compartir a cada momento con un ser que tan solo uno ve, y así con carlitos ficcionar la vida a cada instantes, teniéndole ese terror a los espejos que tan solo mi maestro Borges entiende. Despertando a media noche narrando un cuento o un poema creado entre frazadas y almohadas, una vez bien despierto me dispongo para escribirlo pero siempre falta algo o alguien, tomo un libro para encontrarlo, haber si es isidro Parodi que en sus múltiples casos me puede entregar la respuesta. La mayor parte de las veces esa respuesta la encuentro y así mis escritos encuentran el final que tanto anhelan. Las otras veces no encuentran final y es porque no entienden que dentro de esta soledad en que vivo las ficciones no remplazan el querer, el amar o el sentir. Es ahí donde encuentro el quiebre entre mis vivencias y mis ficciones, es ahí cuando busco a carlitos y encuentro a este espejo, este espejo que me reproduce una vez mas y me aterra ver que ya no esta mi amigo y estoy yo reproducido al revés. Mi derecha se transforma en mi izquierda y viceversa. Se repiten quizás mis temores de pequeño a esta oscuridad, que representaba el abismo junto a la soledad esa que a ratos es donde mejor me desenvuelvo. Vuelvo a mirar el espejo, y ahora si esta carlitos, es quizás la misma soledad pero bajo mis ficciones, mis aventuras y mis cariños, ahora si puedo tomar mi computador y seguir hablando, estoy completo.

ya ahora un regalito:



el enemigo generoso
"Magnus Barfod, en el año 1102, emprendió la conquista general de los reinos de Irlanda; se dice que la víspera de su muerte recibió este saludo de Muirchertach, rey en Dublín:
Que en tus ejércitos militen el oro y la tempestad, Magnus Barfod.
Que mañana, en los campos de mi reino, sea feliz tu batalla.
Que tus manos de rey tejan terribles la tela de la espada.
Que sean alimento del cisne rojo los que se oponen a tu espada.
Que te sacien de gloria tus muchos dioses, que te sacien de sangre.
Que seas victorioso en la aurora rey que pisas a Irlanda.
Que de tus muchos días ninguno brille como el día de mañana.
Porque ese día será el último. Te lo juro, rey Magnus.
Porque antes que se borre su luz, te venceré y te borraré, Magnus Barfod.


Del Amhang zur Heimskringla (1893), de H. Gering."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta traduccion la leì en un pequeño libro de Jorge Luis Borges titulado anecdotario, que nunca he podido encontrar de nuevo. ?saben algo del libro?

Roberto Nuñez
elcarrizal777hotmail.com

La Paz, Baja California Sur. Mèxico