viernes, junio 15, 2012

El año pasado, hace aproximadamente 52 semanas, estaba de cumpleaños uno de mis tíos. Tengo tres tíos que son mis ídolos, que son tan vacanes, que agradezco haber nacido y crecido con ellos. El cumplía 50 años, y sus hijas, mis primas que adoro, les regalaron flor de fiesta, bonita fiesta. Antes de la fiesta yo no sabía que regalar, no tenía mucho tiempo, y era una víspera de 3 grandes fechas, el cumpleaños de mi tío, de mi papa (el ídolo number one) y de la murielcita. 3 regalos que comprar y yo trabajando y sin mucho que hacer. Por suerte existe la internet, las madres y las buenas decisiones. Hace un tiempo decidí regalar libros a la gente que quiero, porque regalando libros de lo que a mí me gusta, como crear una sinergia entre mis gustos y ellos, o mi regalo y ellos. Así que santo remedio, me metí a la página de la librería antártica, y encontré unos libros para regalarle a cada uno. Le pedí a mi mami que los comprara y se los dedique. En principio se lo pase primero el de la muriel, el libro era de Isidora Aguirre sobre Roque Dalton, casualmente trataba de la muerte del poeta y las cosas que le habían faltado a ella decirle. En la dedicatoria le puse lo fácil que me resultaba la relación con ella, lo bonito que era la comunicación que teníamos, y que hay veces que se me olvidaba decirle que la quería, pero que ella supiera que la amaba. Muriel se emociono y nos fundimos en un abrazo que aún recuerdo, fue precioso. Luego de eso partimos al cumple de mi tío manolin, y le entregue un libro de Claudio Bertoni llamado “El Cansador Intrabajable”, con una dedicatoria de un poema de Juan Luis Martínez adaptado para él. El significado de ese libro que les regale a él y a mi padre (el mismo libro a ambos el cumpleaños del año pasado) es que para mi ellos dos y mi familia en general son unos trabajadores incansables, entonces era una invitación al ocio, a leer un rato y reírnos de la locura del trabajo.


Mi tío emocionado le mostro el libro a todos los concurrentes con mi dedicatoria, yo arrinconado, rojo de vergüenza suplicando que parara tal exposición. La cosa es que ese día junto a muriel, esteban, mis primas, y posteriormente mi amigo Antonio nos quedamos hasta última hora, onda las 830 de la mañana, riendo, celebrando y abrazándonos. Fue una noche maravillosa, de esa que nos gusta en la familia, y ahora que ha pasado un año más este recuerdo, es para los cumpleañeros, para los asistentes de los cumpleaños y para mí mismo y la familia, en estas fechas celebremos, rindámosle culto a la vida, espantemos un poquito la pena, abracémonos, besémonos y arriba los corazones. Y quiero brindar por la vida y ese tremendo beso que nos dio regalándonos a una persona como la Murita por tantos años, no nos queda otra cosa que alegrarnos y seguirnos queriendo, espantemos juntos la pena y arriba los corazones.

jueves, junio 14, 2012

catorce

I


Hace 14 años, cuando aún era un mozalbete,

Y entre pichanga y pichanga del colegio,

Me iba de una buena cimarra,

en busca de una revolución secundaria,

jugando al che Guevara,

entre medio de la multitud de las asambleas,

siempre estaba esa sonrisa pecosa.

Me distraía mirándola, cautivándome.

II

Mientras pasaban estos largos catorce años,

La sonrisa pecosa hay veces que se aparecía,

Más mis recuerdos son escasos,

Si bien gran parte de ese tiempo los recuerdos son borracheras,

Escuchaba que hablaban de ella,

Y ese murmullo sobre ella se iba acrecentando,

Así como iba creciendo su recuerdo pasaban los años.

III

De pronto me volví a topar con ella,

En encuentros casuales y fortuitos,

Esas noches la soñaba y la pensaba,

Es que es un sonrisa cautivadora,

De pronto en una noche de locura,

Me la tope en medio de un carnaval,

Le hable por primera vez olvidando mi timidez habitual,

Ese día quede obnubilado con tanta belleza en un solo cuerpo.



Las cosas volvieron a punto muerto,

En mi desazón escribí una carta nunca enviada.



IV

Pasaron unos meses y el destino quiso que nos encontráramos,

14 años habían pasado de aquella vez en una asamblea,

Sentí que la vida me sonreía,

Que dios, si es que existía, me perdonaba y aún me amaba.

Era dichoso y feliz de solo tenerla cerca,

Por fin le hablaba y ella me hablaba,

Nos reíamos juntos ,

Ahhh esa sonrisa pecosa.

V

Hoy tengo miedo de alejarme,

De perder esa sonrisa pecosa,

De que pasen largos 14 años más

Para que el destino tal vez nos junte,

O de que nunca suceda eso

Y llegar al momento del juicio final arrepentido,

Arrepentido y odiando a la vida,

Me carga él nunca entender nada,

Él seguir admirando y queriendo,

Él cautivarme y seguir a esa sonrisa pecosa.

Escritura de María Carvajal


I

María Carvajal nació en Santiago, con nombre de Muriel Amaranta Kraljevich Chadwick fue la menor de tres hermanos la única niñita en una familia de hombres su madre medica y su padre comerciante regalona desde pequeña creció jugando entre la tierra, la acequia, el parrón, la zarzamora y el barro muchos perros la acompañaron en sus juegos de niña, no tan solo perros, también hubieron conejos, loros, pollos y cabras los hermanos sus compañeros de juego ella con su peluche, ellos con su pelota peleaban como todos los niños, pero siempre jugaban Ella jugaba con su abuela y sus tías, y ellos para todos lados con su pelota, ahh la abuela es cuento aparte, les cocinaba, los cuidaba en el día, mientras el abuelo leía cuanto diario hubiera a su lado, siempre escuchando radios am y ojala tango fuera , por las tardes llegaban sus padres a enterarse quizás de que maldades hicieron sus hijos, se enojaban, pero nunca les tocaron pelo alguno, por ahí castigados cada uno a su pieza para luego cenar e irse a la cama Siempre tuvieron dulces sueños si la alegría los rodeaba duerme maría que pronto será de día, duerme y descansa, sueña que te sueña maría

al día siguiente a levantarse para ir al colegio, eso no le gustaba a maría y siempre inventaba una excusa para dejar de hacerlo, su madre más madre que medica le decía quédate en cama maría que mañana será otro día y ahí se quedaba durmiendo mientras el mundo seguía su ritmo, su abuela la cuidaba, primero le llevaba el desayuno a la cama, para después decirle que estaba bien, que se levantara, esperaba que llegaran sus hermanos para empezar con las aventuras de nuevo, la tarde se escurría entre la escondida, la pinta y el alto, de pronto salía el llanto, a alguno de los hermanos se les paso la mano, el otro la defendía y se armaba la pelea, llegaba la abuela y todo se acababa ay como respetaban a la abuela esos tres diablos, así se escurrían los días de nuestra maría

llegaba el fin de semana y con ella los tíos, las primas, la familia y los domingos ayyy que lindo eran esos domingos, la abuela de tempranito preparaba el banquete, carne al horno, costillar, pan amasado, pastel de choclo, humitas o lo que tocara ese domingo, el abuelo contaba las historias más sabrosas y bellas, todos juntos en una larga mesa a carcajadas se reían ayyyy si tan solo existiera Dios para ser testigo llegaba el postre, mote con huesillo, helado o pasteles ay como cocinaba la abuela y nunca se sentaba, linda la familia, pasaba el almuerzo y nadie se paraba es que de tanta alegría nadie apartarse quería, como ya dije si tan solo existiera Dios para que testigo fuera y pasaban la horas y las horas así llegaba la hora de once, no hay nada que preparar, la abuela lo preparaba, nuestra maría fiel ayudante en su cocina, jugaba con los huevos la harina y la mantequilla y cuando la masa estaba lista ella la probaba, que alegré es nuestra maría y cuando se acababa el día la niña lloraba de perder su alegría anda a descansar maría que mañana será otro día, y otra semana entre sus manos se escurría





II



Los cielos se nublaban a veces y maría se veía obligada a encerrarse en la casa, entre cantos de “que llueva, que llueva...” y otros juegos siempre lograba escapar para mojarse un rato bajo la lluvia, y ahí bajo la lluvia de invierno, o bajo el chorro de una manguera o en ese desierto húmedo que es el mar es donde maría es más maría, donde a través de su sonrisa veíamos su alma asomar ayyy maría si el agua de esa lluvia no te hiciera mal, no te mantendrían dentro de esa casa, en la casa la cosa ardía entre el calor de la cocina donde la abuela fríe las sopaipillas para después pasarlas por chancaca ayyy maría como te gusta comerte la chancaca sola la ropa húmeda en un colgador se veía, mientras la estufa a su vez ardía, los vidrios empañados las miradas entumecían, el abuelo se enfadaba entre tanto grito había, mientras en la cocina todo sucedía

Llegaba la primavera luego el verano y ahí es donde los niños jugaban de nuevo en ese patio verde y florido, entre el damasco y la higuera, corrían para un lado y para el otro, estaban más grandes los niños y el llanto no soltaba la maría, se enojaba y no les hablaba a sus hermanos , no les hablaba o los amenazaba con fugarse de la casa, por qué como alguien podía molestar a “ella”, la maría, maría era la princesa de ese condado, y después de tanta amenaza se decidió en irse, y un día dejo una carta en que explicaba que se iba, sus hermanos sin entender nada, se preguntaban dónde estaba maría, y maría no estaba, la abuela asustada se unía a la búsqueda se unía, pero maría no estaba, solo había esa carta en que decía que partía y todos juntos salían a la calle y gritaban “maríaaaaaa”, “maríaaaaaa” y no estaba en la calle, que le dirían a sus padres si no estaba maría, ahí el pánico cundía, pero de pronto la maría aparecía, de debajo de una cama salía la maría, muy sonriente ella todavía y ellos con el corazón en la mano la abrazaban y la querían Todo volvía a la normalidad y a dormir la maría que mañana será otro día Y los días se escurrían, en verano todo era juego, todo era agua, si había piscina se sumergía la maría, si no la había con una buena manguera se entretenía, y siempre con sus hermanos, los fines de semana llegaban las primas de maría, corrían se perseguían, hasta películas hacían, cuando llegaba el fin del día, se ponía triste la maría, “si no hemos jugado nada” a sus padres y tíos les decía, mañana será otro día maría Hasta que sus padres de vacaciones salían, a la playa se iban con la maría, y entra rocas y arenas, olas y dunas, la maría pasaba los días Así también ella crecía, ahhhhh como le gustaba la playa a la maría, en el mar con sus hermanos todo el día, mojados arrugaditos salían, en la orilla las toallas habían, los padres tostados por sol se reían a tomar once les decía, así las vacaciones concluían a dormir la maría que mañana será otro día