martes, mayo 11, 2010

Batalla contra la amigalitis

Desperté sin poder hablar nuevamente con amigdalitis,

Ese despertar duro tan solo dos minutos y continúe durmiendo,

Y durmiendo así durante 48 horas con la tele prendida contandome de derrames de petroleos, primer ministros ingleses, rallys deserticos y el fin del mundo,

Las amígdalas rebalsadas en pus y un desorden en la pieza que había roto hasta el más precario de los equilibrios,

Así llego la fiebre, escalofríos y antibióticos proporcionados por la doctrina,

Cada gota de sudor que expelía mi piel era indicio de que algún anticuerpo daba la vida en la batalla contra esos virus o bacterias de Satán,

Con fe en mis anticuerpos lograba dormir a ratos, olvidando las 48 horas sin comer y de muy poco líquido bebido producto de esta demoniaca enfermedad.

Siendo las 10 de las noches del sábado recibí una señal del lugar de los hechos que la batalla la estábamos ganando,

Decidí pedir una pizza para celebrar y saciar el hambre acumulada, debí pedir ayuda ya que mi voz no era entendida por las telefonistas del mercado,

Una vez saciada el hambre y sintiéndome mucho mejor, pensé que como buen sábado alcanzaba a tomar por lo menos un huiscacho,

Fue cuando estaba elaborando el plan de carrete que comencé a sudar nuevamente y recordé que quizás había ganado una batalla pero no la guerra.

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