viernes, mayo 18, 2007

Un Sueño eterno.

Cuando tiro la ultima palada de tierra sobre el ataúd de su señora, a Miguel se le apago la luz interior, el corazón ya palpitaba lento y estable, dejo la pala a un lado y camino hacia la salida del cementerio sin despedirse de nadie. Una vez en su auto escucho un par de tangos, derramo unos buenos lagrimones y emprendió rumbo al bar de Andrés. Miguel siempre fue un tipo alegre que le gustaba vivir y disfrutaba de cada momento que pasaba junto a Olga, su mujer. Pero desde que a Olga le descubrieron el cancer hasta que esté le quito la vida había algo distinto en miguel, se le notaba en su mirada, en su caminar, en como hablaba y en como vivía, era el miedo, si era el miedo a vivir sin su mujer, el miedo a vivir sin su compañera de más de 55 años de matrimonio, Miguel tenia miedo de caminar solo los caminos que antes había recorrido junto a Olga.
Unos días después del funeral Miguel ya no pensaba en otra cosa que no fuera en su muerte, a diario visitaba a Olga al cementerio, le conversaba y le prometía una y otra vez que pronto estaría con ella acompañándola en el sueño eterno. Después del cementerio pasaba sagradamente al bar de Andrés a tomarse una copa de vino, para después llegar a su casa, una casa antigua del barrio franklin en santiago, de estas casas con techo alto y una pintura café moro deshojándose producto de la humedad. Una vez en casa leía novelas que había compartido con Olga, ordenaba la ropa de está, ponía el agua a hervir, un par de mates, dos trozos de pan duros y a dormir. Así escurrían los días en la vida de Miguel, no hablaba con nadie, en su mente solo rondaba la idea de quitarse la vida para acompañar a Olga.

Cierto día un golpe de puerta interrumpió la tranquilidad de la casa de Miguel, esté se acerco a la puerta y pregunto con voz firme y ronca:
-Quién Molesta a esta hora?-pensó en que podía ser un evangélico.
-Soy su cabo 2do Gonzales.-con tono militar del otro lado de la puerta
-Adelante Mi cabo Gonzales- Abrió la puerta miguel con los ojos llorosos y con el corazón palpitando.

Se abrazaron mutuamente y comenzaron a recordar aventuras de cuando estaban en el ejercito y debieron proteger la frontera de un ataque que nunca existió. Luego de dos horas de conversación, risas (las primeras en Miguel desde que enviudo), llantos y una buena mateada el cabo Gonzalez se puso de pie y dijo las siguientes palabras que emocionaron a Miguel:
-Mi Cabo 1ero hace más de sesenta años que yo estoy en deuda con ud., lo recuerda?, como no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, acá me tiene mi cabo 1ero, su cabo 2do dispuesto a ayudar en lo que usted me pida.

Pasaron 15 minutos para que Miguel le respondiera, durante esos largos minutos, Miguel miro de pies a cabeza una y otra vez a este viejo canoso que le ofrecía ayuda y recordaba perfectamente lo buenos compañeros que fueron en el ejercito, a Miguel le parecía raro que después de sesenta años se presentara ante el este hombre y siguiera vistiendo casi como un militar hasta el día de hoy.

Mi buen amigo Juan,- dijo con voz pausada Miguel- ay mi buen amigo Juan Gonzales lo único que le puedo pedir en este momento de mi vida es que me ayude a morir, necesito de un revolver para así poder dar fin a esta pesadilla y acompañar a mi Olguita en su descanso eterno.

Luego de unos minutos de incomodo silencio Miguel siguió hablando:
Juan, amigo, entiéndame que voy a hacer yo solo a mis 82 primaveras, sin amigos y con una pena que no me deja hacer nada. He tratado de cortarme las venas 3 veces mire mis muñecas- Le enseña sus brazos- pero con una pistola seria todo más fácil y efectivo, Juan se lo imploro.

Miguel exploto en llanto, sintió unos pasos y la puerta que se cerro, su única opción de conseguir un arma se había escurrido, miguel desilusionado se durmió y prosiguió con su rutina durante dos semanas hasta que un paquete en la puerta de su casa cambio para siempre su destino, al abrirlo encontró un revolver y una dedicatoria que decía “feliz viaje mi cabo 1ero”, sin pensarlo dos veces cargo el arma, puso el tango “Malena”, hizo un brindis por la vida y lo vivido, se recostó en su cama, puso el cañón del revolver en su sien a la derecha de su cara, y entre lagrimas y sudor escucho como la pólvora del revolver callaban para siempre el tango de fondo.

viernes, mayo 04, 2007

la muerte de alfredo

Alfredo como todo músico es de esos hombres que viven el día a día, le gusta juntarse
con sus amigos y andar de fiesta en fiesta. El siempre esta enamorado de alguna mujer
lo que no significa nunca que no tenga diversos amoríos con tantas otras féminas.
Alfredo nunca dejaba de llegar a su casa donde vivía con su mujer, nunca tuvo hijos por
la constante rotación de parejas, sus noviazgos duraban 2 o 3 años siempre, teniendo
relaciones intermedias con varias mujeres a la vez. El caso con Claudia era diferente ya
que llevaban más de ocho años juntos, ella era una mujer muy aprensiva y los acompañaba a prácticamente todas las giras de promoción que realizaba Alfredo, y este a su vez estaba mucho más recatado, ya no andaba tanto de juerga y se dedicaba la mayoría del tiempo a su mujer.
Las cosas entre ellos dos iban viento en popa como dicen los marinos, pero una gira de Alfredo que se prolongo más de la cuenta provocó el caos en la vida de ambos. Al ser la gira mas larga de lo estimado Claudia debió volver a Santiago a trabajar un par de días antes que Alfredo, esté a su vez aprovecho cierta libertad recuperada para volver a sus antiguos caminos de fiesta. Alfredo demoró dos días más en llegar a santiago que el resto de la banda, lo que a Claudia le provoco celos y decidió partir a la casa de su madre sin antes avisarle telefónicamente a Alfredo que habían cortado, Alfredo ante semejante anuncio se vio entrando en diversos burdeles de Valparaíso, entregándole su cuerpo a más de una puta y bebiendo más de lo bebido en estos últimos 8 años. Luego de 24 horas de lujuria y alcohol Alfredo tomo un bus con destino a santiago, en el cual escribió lindas poesías y canciones para pedir disculpas a Claudia pero una vez en casa sé encontró con otra gran sorpresa. Al abrir el portón de la casa sé encontró con el cuerpo de una mujer tirado en el piso, al acercarse a esté se dio cuenta de que no tenia vida, era una mujer de unos treinta años de edad, bastante guapa pero que nunca antes había visto, al entrar a casa encontró una pistola y la puerta trasera abierta. Con semejante panorama y ciertas ideas que le rondaban en la cabeza pensó que lo mejor seria ocultar el cuerpo y el arma del delito en un bosque lejano de la ciudad, lo cual no seria fácil. Lo primero que hizo fue conseguir una camioneta con manolo, un fletero que había en el barrio, compañero de partidos de futbol, después lo difícil fue conseguir un ayudante para cargar y hacer el hoyo para enterrar las evidencias del caso. Nuestro Alfredo pensó en muchos amigos, pero recordó un compañero de juerga que con un par de vasos de aguardiente olvidaba lo que le había sucedido un mes atrás, así las cosas enterraron a la difunta. Alfredo no comprendía mucho que había sucedido y que había hecho, cuando con claudia volvieron a verse, después de un par de revolcones en la cama le consulto por el caso, y esta le contó que nunca llego a la casa ya que no le gustaba la soledad y le daba escalofríos esa casa sin Alfredo. Alfredo pensó siempre que todo fue una coartada y siguió con el noviazgo teniendo un miedo en el alma de ser el próximo cadáver. Llegó la policía hasta la casa de Alfredo para saber si sabían algo de esta chica rubia desaparecida en el barrio, ante lo cual esté se declaro ignorante, que no la conocía ni la había visto. El caso apareció en los periódicos locales y la televisión en general. Alfredo sufría de pesadillas a diario con la muerte de la rubia y su futura defunción, creía que Claudia era la peor asesina del barrio. Tenia preparada hasta una carta de despedida, el tipo ya no dormía solo esperaba el momento de su muerte, estaba preparado para la peor de las tragedias. Pasaba el tiempo y no notaba comportamiento extraño en Claudia, de echo sé sentía cada día mas cerca a ella, el amor cada día era más grande, sé habían comprometido para el matrimonio.

Un día Juanito el carnicero le contó una historia de lo que había pasado aquella noche siniestra en la casa de Alfredo. Cuando Alfredo se encontraba en aquella gira, entraron a su casa a robar, la estaban desmantelado por completo, de pronto una mujer evangélica tocó el timbre insistentemente, tras esto los ladrones le habrían abierto la puerta y ejecutado sobre la misma, al notar el error cometido arrancaron dejando todo tirado, cuerpo y arma en la entrada de casa. Alfredo por fin volvió a dormir tranquilo y con semejante historia en el cuerpo decidió escribir una canción para homenajear a aquella muchacha muerta en la puerta de su casa, aquel 19 de noviembre mientras Alfredo tocaba la canción aquella sé sintió un disparo que hizo retumbar al barrio entero, Alfredo cayo muerto sobre su piano.
En el barrio se dice de la mujer que murió en aquella casa fue asesinada por Claudia ya que esta habría sido la primera novia de Alfredo, Claudia le deformo la cara de tal manera que esté no la reconoció, al enterarse que Alfredo haría publica la historia a través de una canción entro en pánico y dejo caer el plomo de su revolver sobre Alfredo. Hoy Claudia ronda la casa de Alfredo con dos claveles en sus manos, nadie tiene certeza de lo que ocurrió.